Nantes, Notre Damme de París, San Petersburgo, Mezquita de Córdoba, entre otras.
Este fin de semana 18/07/2020, el incendio en la Catedral de Nantes, nos ha hecho recordar el de hace poco más de un año en Notre Damme de París. Aunque las consecuencias no han sido tan devastadoras, estos incendios tan seguidos en el tiempo, nos han hecho pensar:
¿Por qué se queman las catedrales?
A lo largo de la Historia, encontramos numerosos incendios que arrasan, no solo las catedrales si no ciudades enteras: Roma (64 d. C.) Londres (675, 1087, 1135, 1212 y, el más recordado, 1666), Lübeck (1157, 1251 i 1276), Boston (1872), Chicago (1871), Santander (1941).
Todos ellos incendios de gran envergadura que han supuesto cambios importantes en el planteamiento de las ciudades, y en muchos casos, hasta en los materiales de construcción: de madera a piedra.
Lejos de poder dejar los incendios en el pasado, estos se empeñan en hacerse presentes y se manifiestan periódicamente para recordarnos que el riesgo está presente y no podemos bajar la guardia.
Podemos recordar algunos: Catedral de San Pedro y San Pablo de Nantes (2020), Notre Dame de París (2019), Catedral católica de Sosnowiec (2014), Catedral de la Santísima Trinidad de San Petersburgo (2006), Catedral Alemana de Berlín (1994), Catedral de Tori (1997), archivo del Cabildo Catedralicio de Córdoba, ubicado en la Mezquita-Catedral (2001) o la Catedral de León (1966).
A raíz del incendio de la Catedral de Notre Dame, nuestro director, Jordi Sans, apareció en diferentes medios de comunicación dando su opinión al respecto. Podéis acceder a algunas de sus reflexiones en los siguientes enlaces:
- Entrevista a Betevé
- No dejamos quemar nuestra Historia. Artículo publicado por el Clúster de Seguridad contra Incendios.
- Noticia publicada en Vilaweb.
- Noticia publicada en la Vanguardia.
También nuestro director Técnico, Manel Martín, participó en la jornada del Clúster de Seguridad Contra Incendios: La Seguridad en caso de Incendios en edificios culturales: https://clusterincendis.com/jornada-incendis-edificis-culturals/
Con todo esto, ¿por qué arden las catedrales? Pues, como casi siempre, la respuesta nunca es sencilla, pero, como mínimo, nos encontramos con una combinación de factores:
- Estructuras muy altas que favorecen la propagación del fuego.
- A menudo, al menos en muchas catedrales europeas, estructuras de madera en la cubierta. Madera que con los años se va resecando y, consecuentemente, se inflama con más facilidad.
- Combinaciones de elementos decorativos que combinados pueden resultar fatales: pinturas, telas, retablos de madera, velas y cirios en un mismo espacio.
- Dificultades (por presupuesto, por estética o por conservación) de instalar sistemas de extinción eficientes.
- Por último, la mala fe (factor complicado de controlar, pero que también tenemos que contemplar).